miércoles, 24 de febrero de 2010

Botticelli


Sandro Botticelli es el sobrenombre con el que es conocido Alessandro di Mariano Filipepi, pintor, dibujante y grabador italiano del Renacimiento.

Tuvo su vida poco relieve, comparada con la de sus grandes contemporáneos. Invitado a pintar en la Capilla Sixtina, conoció a Leonardo de Vinci en el taller de Verrochio y quedó influido por Girolamo Savonarola. Los sermones apocalípticos de este monje benedictino, que predicaba contra las obras de arte pagano y propugnaba la utilización del arte como instrumento teológico, hicieron mella en Botticelli. Hasta tal punto que llegó a quemar algunas de sus obras paganas. Fue a partir de entonces cuando la obra de Botticelli sufrió un cambio radical: abandonó definitivamente los temas mitológicos y se dedicó en cuerpo y alma a la producción de obras
de contenido religioso.


Según palabras de Salomón Reinach, sin ser, ni pretender serlo, un colorista, Botticelli realzaba con el color el “trémolo” continuo y contagioso de sus líneas. Cuando su labor es tan admirable como en La Primavera de la Academia de Florencia, ofrece la más perfecta expresión de lo humano y la quintaesencia de la distinción florentina.

Sus cuadros religiosos, por el estilo libre, fluido y algo sensual, se distinguen poco de aquellos en que trataba temas profanos: sorprende la semejanza de recursos y sensibilidad existente en la Virgen y Venus, o entre los Ángeles religiosos y las Gracias profanas. Se distinguen sus obras por las calidades líricas de la línea y el color, y por un equilibrio casi perfecto entre las figuras y los objetos. Tal se advierte en su famoso cuadro El nacimiento de Venus, donde logra un obsesionante efecto circular gracias a la redondez de los hombros de la figura neoclásica central, los vestidos agitados por el viento en algunas figuras y la concha circular de la que surge Venus.

Por encargo de la familia Médicis trazó este gran pintor las ilustraciones para la Divina Comedia de Dante, lo cual ha permitido decir a Walter Pater que había sido necesario esperar al siglo XV y a la colaboración de Botticelli, para que Dante pudiera tener ilustrada tan magnífica obra.

Botticelli produjo, además de las obras pictóricas citadas, Magnificat, Judit y San Agustín, hoy en Florencia; y la titulada Retrato de una joven, en Washington.



Magnificat
San AgustinJudith

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